Obra pictórica representando a Tariq. Fuente: wikipedia |
Tras la derrota sufrida por los bereberes a manos de los musulmanes en su expansión hacia el oeste, éstos se vieron obligados a engrosar las filas del ejército musulmán, a aportar riqueza a las arcas del imperio mediante el pago de los impuestos e incluso se cree que a enviar mujeres para aumentar el harem del califa. Estos motivos fueron los que llevaron a estas poblaciones del norte de África, junto con la discriminación sufrida por parte de la población árabe, a sublevarse en la región de Túnez y el Magreb en torno al 741.
A raíz de las victorias logradas por los bereberes sublevados en estas regiones, los bereberes asentados en Al-Andalus, aquellos que habían entrado con población árabe en la península para conquistarla, decidieron sublevarse también y expulsar a todos los árabes de las poblaciones del norte de la península a excepción de los de Zaragoza, que eran numerosos por tratarse de una marca, un territorio limítrofe, donde era necesaria la presencia de altos cargos militares árabes y de miembros de la administración, también árabes.
Pese a que fueron derrotados, estos territorios del norte no llegaron a ser reconquistados o reclamados por los gobernadores de Al-Andalus. Además, los bereberes se asentaron en diferentes lugares de la península ibérica, diferenciados por tribus o grupos tribales que se incluían dentro del término bereber empleado para todas estas poblaciones tribales originarias del norte de áfrica. Curioso es el hecho de que, cuando los sirios llegaron, a pesar de haberlos vencido en batalla no se enfrentaron a ellos para hacerse con su territorio, sino que se pelearon con los linajes árabes que también estaban asentados en la península. Esto dejaba claras dos cosas: la primera es que habían logrado una mejor posición social, pues habían pasado de meras tropas auxiliares dentro del ejército musulmán, a moradores de la península ibérica; y la segunda es que se habían mostrado, una vez más, como grandes guerreros.
Estatua de Abderramán I en Almuñecar. Fuente: Wikipedia |
Pero Abderramán I no fue menos en ese sentido. Su madre era de origen bereber y se sirvió de este hecho para hacerse con ciertas amistades dentro de estos grupos tribales. A su llegada a la península no sólo envió mensajes buscando apoyos a individuos árabes, sino que también envió peticiones de amistad a líderes bereberes. Y obtuvo respuesta por parte de dos linajes bereberes, los Banu l-Jali y los Banu Ilyas. Estos dos linajes fueron recompensados cuando Abderramán se hizo con el poder, pues mantuvieron los territorios donde se asentaban, mientras el resto de poblaciones bereberes, en especial las que apoyaron a Yusuf, se vieron despojadas de sus territorios y obligadas al servicio militar. Al menos, podían asegurarse de ser mantenidos.
Sin embargo, en sus cualidades guerreras no era en lo único en lo que destacaban las poblaciones bereberes que entraron en la península ibérica junto a los árabes y otros musulmanes. Eran tribus que apenas habían sido arabizadas, con lo que a su entrada debían hablar su propia lengua bereber y seguían su propio sistema social. Del mismo modo, pese a que llegaron a ser pueblos extremistas dentro de la cultura islámica, en un comienzo su islamización no estaba tan arraigada como la de los pueblos árabes, anteriormente convertidos, de modo que se produjeron herejías y confusiones entre la población.
Comencemos por su lengua. Para ello tomaré literalmente la idea de Eduardo Manzano respecto a este tema. Y para comprender su rasgo más característico es necesario analizar el propio castellano. Encontramos que el castellano es la única lengua romance con préstamos del árabe que añade el determinativo al- al comienzo de cada palabra. Tenemos así, en castellano, palabras como alcalde, almohada, algodón, etc. Otras lenguas que tomaron préstamos del árabe no tomaron este determinativo y, al parecer, el hecho de que nosotros sí lo adoptásemos se debe a la influencia bereber y a que esta población se arabizó al mismo tiempo que la población indígena.
Algunos lingüistas consideran, tal y como refleja Manzano en su obra, que pronunciar y asimilar las palabras con el determinativo unido a ellas es un rasgo característico del lenguaje bereber que pasaron directamente al árabe, haciendo lo mismo con esta lengua aunque en ella no fuese correcto. Y la población indígena asimiló las palabras tal y como lo hicieron las poblaciones bereberes.
En cuanto a su organización social, se cree que esta pudiese ser mucho más matriarcal que la árabe. Para defender esta teoría únicamente podemos recurrir a leyendas o historias épicas, como la de Kahina, reina de una de las poblaciones bereberes del norte de África, que enfrentó a los musulmanes en su expansión hacia el oeste. En esta historia se ve claramente como es esta mujer la que toma las decisiones de su pueblo y la que ostenta el mayor cargo dentro de él, el cargo de reina. Esto es algo que sería imposible en una sociedad patriarcal como la árabe, sociedad que, con el tiempo, los bereberes imitarán dentro del proceso de arabización al que se ven sometidos.
Estatua de Kahina en Khenchela. Fuente: wikipedia |
Espero que esta pequeña aportación sobre el mundo bereber os satisfaga y os sirva de prestexto para investigar más acerca de estas poblaciones. Para ello está muy bien una obra de Eduardo Manzano Moreno titulada Conquistadores, Emires y Califas. Los Omeyas y la formación de Al-Andalus. Es, de hecho, la obra en la que me basé para hacer esta reflexión sobre los pueblos bereberes y el apartado dedicado a estas tribus del norte de África es interesante y sencillo de comprender. Recomendada queda.
Un saludo.
Miss Izquierdo